Hace como cosa de cinco años o incluso menos que vi en televisión un pequeño reportaje sobre personas celiacas, al final de todo salían cenando en un local y brindando con copas de vino blanco,...bromeaban sobre el vino decían que podían beber todo el que querían. Ni remotamente podía yo imaginar que pronto me convertiría en parte de ese colectivo. La verdad es que hasta el día antes del diagnostico no sabia nada del tema no-gluten. Es verdad que a veces veía que algunos productos indicaban que no contenían gluten pero no les prestaba atención. Ahora me da bastante vergüenza el ser una desconocedora tan grande de un tema que hoy en día es tan importante en mi vida de manera que no puedo culpar mucho a los de mi entorno que todavía no acaban de pillar el tema (tengo que decir que yo no conocía a ningún celiaco).
Este primer año no ha sido un camino fácil, pensaba que en quince días ya me habría recuperado y estaría adaptada a la dieta,...y bueno no ha sido así. Además ahora también hace un año que murió mi madre y en mi proceso de adaptación, ha pesado mucho la carga emocional. Estoy segura que mi madre era celiaca, pero no estuve a tiempo de decírselo, ahora sé que mi hija tiene el gen y que estoy a tiempo con ella.
Creo que el principio fue más fácil, pero a medida que han pasado los primeros meses es cuando he sido consciente que esto es ya para siempre, que el pan (que es lo que más me gusta) no lo pruebo ya nunca más, que tengo que vivir en un ambiente en el que el gluten se respira, que hay sitios que antes frecuentaba que se han convertido en altamente tóxicos, que he cambiado muchos habitos de comportamiento (ya no es tan rápido hacer una pizza, o el pan de los biquinis es tan malo que ya casi nunca como), que muchas veces no me siento comprendida por los míos, que mi marido ya no compra a penas pan para que haya la mínima contaminación cruzada, que según en que sitios no puedo comer embutido cortado porque no les da la gana de limpiar la maquina, que siempre habrá alguien que me pregunte cincuenta veces si puedo comer de esto o de lo otro, que ir a comer a casa ajena ya no es tan divertido, que se acabo el comer algo rápido, que sino planificas te puedes quedar sin comer, y así una larga lista,...en resumen muchas veces siento que me he vuelto una maniática.
Pero bueno no quiero dar un mensaje negativo, no hay que ser tan tremendista; todavía hay un montón de cosas que me encantan que todavía puedo comer, vamos a ver; la tortilla de patatas (con cebolla claro), el jamón ibérico, el arroz, las fresas, las cerezas, el vino blanco bien fresquito (eso cuando el reflujo me deja vivir), el pescado, la carne y muchas más cosas.
Hay días en que es muy pesado y hay días que hasta encuentras bueno el pan! jajajajajjaja.
A todos los que me acompañaís en este blog muchas gracias! Un abrazo enorme a todos!!!!!!!!!!!!!!!
Va por mi mami!!!!!!!!!!!!!! T'estimo allà on siguis!